La primera vez que Martin vio a Lena en la playa, supo que esa joven sería la mujer de su vida, pero para ello debería pagar un caro peaje: convertirse en un asesino a sueldo.
Y aunque quizá fue la casualidad la que cruzó su vida con el Posibilista, tal vez no fue tanta coincidencia asumir la condición humana de matar por encargo. Porque si algo estaba escrito no era su vocación, pero sí su amor demente por Lena, esa escritora fatal amada –y renegada– por sus semejantes.
Asumir la identidad de Knopfler y los infinitos riesgos que conllevaba ser un asesino no fueron para Martin un impedimento, porque su objetivo final, Lena, era el regalo. Y es que a fin de cuentas Lena es la historia de amor entre un asesino a sueldo y una escritora a lo largo del tiempo. Daniel Vázquez Sallés no juega con el lector, pero sí lo acompaña en un recorrido vital lleno de curvas y de guiños a la ciudad de Barcelona y a algunos de sus ilustres y anónimos personajes que, de alguna manera u otra, y, en algún momento u otro, han cruzado sus vidas con el autor.