No va a pasar, ¿verdad? Dame este respiro, Bruno. Vamos a estar los dos solos. Vamos a necesitar aprender a darnos respiros. Vamos a estar bien. Carlos tiene razón. Cuando dé a luz todo va a ir mejor. Vamos a ser dueños de nuestra vida. Vamos a ser independientes. Tengo recursos para sacarte adelante, sea en la ciudad o en el campo o en el desierto o en una puta estación espacial. Sé hacer cosas con mis manos y transformar la nada en algo productivo; sé imaginar sueños y construir artefactos contra las pesadillas, y desbrozar caminos, y levantar castillos y demolerlos, y arrasar pueblos enemigos y plantar bosques. Sé hablar el idioma de quienes quieren escucharme y voy a concentrarme cien por cien en ti. Pero ¿sabes qué? Hoy me han pisado, escupido e insultado a la cara y no tengo a nadie a quien contárselo más que a ti, que no estás todavía, aunque sí estás ya, pero no te veo. No puedo mirarte a los ojos para llorar como dicen que lloras cuando miras a tu hijo. Así que me vas a dejar que hoy siga por este camino.
Miguel Ángel Carmona del Barco, tras el merecido éxito de su novela Alegría, conjura en Brocal las voces de ocho mujeres a las que la maternidad atraviesa como un relámpago, diferentes, reales, desmitificadas. El autor es aquí un mero conductor de la electricidad que emana de los personajes, y que convierte, con una entrega absoluta a su oficio, en ocho cuentos cargados de belleza, esperanza y autenticidad.