Más allá de los debates conceptuales, de la posible coyuntura favorable o de la moda, la novela negra en lengua castellana y, en particular, la que se escribe en nuestro país, precisa de un apoyo incondicional. Nuestra Colección se afianza como la única que publica, en su totalidad, autores en lengua castellana.
Sonsoles Nieves le pide a Eladio Monroy que la ayude en una cosa de amores: comprender por qué su pareja, el administrativo Diego Miranda, la ha dejado de pronto, de un día para otro y sin ninguna explicación. Monroy, para combatir el aburr...
«Me llamo Julio Ejido y soy un alcohólico. Bebo y fumo desde que tenía doce años, ahora acabo de cumplir sesenta. Esta confesión no posee valor alguno ya que no se la hago a nadie, carece de destinatarios. Y aunque los tuviera, no por ello...
Cuando el padre Damián Isún cambió de postura para acomodarse en su cama, el corazón le dio un vuelco al palpar, bajo la colcha, el cuerpo desnudo y sin vida de uno de sus pupilos. ¿Cómo había llegado allí? El pánico se apoderó de él y acud...
Desde una tierna edad, Eleno Fortino descubre el placer que le provoca estrangular y posteriormentedesollar a otras personas. Supo desde aquel inolvidable momento, que sería imposible reprimir la ilegal tarea y todo lo que ella conlleva, po...
«Me llamo Nadie» será lo último que escuchen las víctimas de este asesino sin rostro antes de su último suspiro. Su misión, ejecutar a aquellos que han salido indemnes de sus culpas gracias a las grietas del sistema; pero quizás hay algo má...
Por las calles del centro de la ciudad de Santiago de Chile van los pasos de Santiago Quiñones. Un policía demasiado sensible para el trabajo sucio que le toca hacer.
Juan Bolea vuelve a librerías con una novela negra impecable, en la mejor tradición de la intriga criminal.
Una novela llena de intertextualidades, personajes rocambolescos y lugares emblemáticos, algunos ya muy conocidos dentro del universo del escritor.
Eladio Monroy no es policía ni detective. Ni siquiera un periodista. Pensionista de la marina, complementa su mísero sueldo con encargos bajo cuerda.
Un golpe no es fácil de planear y el resultado puede ser imprevisible, pero un atraco como este, solo podía concebirlo Paco Gómez Escribano.