Casi invariablemente, la pornografía escrita se nos presenta bajo la forma de burdas historietas que, incluso más allá de su propia índole sexual, han contribuido a devaluar hasta lo inapreciable la cualidad intelectual o artística de este género.
Pero ¿qué pasaría si comenzáramos a asociar el sexo explícito con concepciones narrativas de alto rango literario? Seguramente obtendríamos una filiación nueva, sorprendente y revulsiva.
Puestos a elegir un universo con el que efectuar la fusión, pensamos casi de forma natural en la literatura criminal —en su más amplia concepción—, por ser la que desde hace tanto tiempo se ha dedicado a explorar lo más profundo e inconfesable de las pasiones humanas. Y en un grupo de escritores (Carlos Salem, Carlos Zanón, David Llorente, Empar Fernández, Fernando Marías, Guillermo Orsi, José Carlos Somoza, Juan Ramón Biedma, Manuel Barea, Marcelo Luján, Marta Robles, Montero Glez, Susana Hernández) ejercitados en la trasgresión de cualquier parámetro convencional.
De dichas preguntas nos queda esta compilación de narraciones: trece enfoques distintos, trece tomas de posición, algunas de ellas casi fuera de cuadro.
En la presentación de sus Cuentos marranos, decía Helen Torres: «Pero cuando te olvidas de la norma, ¿qué sale? Pues vas a flipar, porque ante ti tienes el infinito».