Polémico, atrevido y sin pelos en la lengua. Un maestro de las imitaciones y los monólogos. Un auténtico provocador que alcanzó su primer éxito a los 25 con Pay-Pay y que, a partir de entonces, convirtió los escenarios y las carcajadas en su hogar. Capaz de diseccionar los pequeños detalles de la vida para lanzarlos a su público, permaneció en escena hasta los 61, edad en la que detuvo su espectáculo La sonrisa etíope en el Capítol de Barcelona y la gira de sesenta actuaciones que tenía programada. Pero la intensidad de su genio no se limitaba solo al humor, aunque sea la faceta más conocida de su vida. También la educación que recibió, junto a sus inquietudes interiores, lo convirtieron en un secreto amante de la poesía y de la escritura, ejercicio al que se obligaba todos los días.
¡Habla, Pepe habla! Queremos que hables. Tú que disertabas, nos hacías reír y te reías igual en grupos pequeños como en grandes escenarios, tu sólo ante centenares de almas.
Esta novedad de Alrevés descubre, pues, tanto el hombre que era tras despedirse del público como el poeta interior o el ciudadano reivindicativo.