Cuando vas a dar un palo que tenía que salir bien y sale mal, no es difícil suponer que, a partir de ahí, todo lo demás vendrá torcido. Eso lo sabe bien el protagonista de esta novela, a quie
El mayor pecado de cualquier delincuente es la firme creencia de que existe un último golpe que lo llevará a la salvación y le permitirá de una vez por todas dejar para siempre el hampa.